domingo, 4 de mayo de 2008

Las semillas


Érase una vez unas semillas que colocaron en unas bolsitas y las pusieron a la venta en un supermercado Norteamericano.

Pasado el tiempo justo una mano joven, de una mujer costarricense las tomó y las colocó en una cajita... al tiempo justo las entregó como regalo a su madre.

La madre trajo hasta este lado de América, Costa Rica, esas semillas y con el propósito de que alguien con el conocimiento adecuado las ayudara a crecer se las entregó a un señor experto en la materia.

Ese señor experto en la materia las tomó, hizo el almácigo y se olvidó de la madre.

La madre al tiempo la llamaron para llevar un curso en el lugar donde trabajaba el señor experto, él acababa de pedir permiso para irse a otro lugar, no se vieron pero ella si vio a las semillas.
Las semillas la vieron. Se reconocieron. Preguntaron.

Efectivamente eran ellas. La madre se llevo uno que otro fruto de las semillas, las probó y le gustaron. Ahora una vez más la madre espera semilla de esa planta, ha crecido, ya ha tenido sus hijos, ya han muerto sus familiares, han viajado a otros lados, han tenido roce con otras personas.

Pero han vuelto a casa sus generaciones.

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